jueves, 25 de febrero de 2010

35.

3 de julio, 1997

Jane Alexander. Directora
Fundación Nacional de las Artes
1100 Avenida Pennsylvania
Washington, D.C. 20506

Querida Jane Alexander,

acabo de hablar con un joven de su oficina, quien me informó de que se me había elegido para ser una de las doce personas que recibirían la Medalla Nacional de las Artes en una ceremonia en la Casa Blanca en otoño. Le dije enseguida que yo no podía aceptar tal galardón del Presidente Clinton o de la Casa Blancaporque el significado mismo del arte, como yo lo entiendo, es incompatible con la cínica política de esta administración. Quisiera aclararle el significado de mi rechazo.
Cualquier persona familiarizada con mi obra desde el inicio de los años sesenta en adelante sabe que yo creo en la presencia social del arte -como algo que rompe el silencio oficial, como vozo para aquellas y aquellos cuyas voces son ignoradas, como un derecho humano innato. A lo largo de mi vida he visto movimientos por la justicia social ampliar el espacio del arte, el poder del arte para romper la desesperanza. En las últimas dos décadas he sido testigo del impacto, cada vez más brutal, de la injusticia racial y económica en nuestro país.
No hay una simple fórmula que relacione el arte con la justicia. Pero sé que el arte -en mi caso el arte de la poesía- no significa nada si simplemente decora la mesa para la cena del poder que lo mantiene rehén. Las radicales disparidades de riqueza y poder en Norteamérica se están agrandando a una velocidad devastadora. Un Presidente no puede rendir honores de manera significativa a determinados artistas elegidos simbólicamente mientras la gente, en su mayor parte, está deshonrada.
Sé que usted se ha comprometido en una lucha seria y desalentadora para destinar subvenciones del gobierno a las artes, oponiéndose a aquellos cuyo miedo y sospechas del arte son abiertamente represivos. Finalmente, no creo que podamos separar el arte de la dignidad y esperanza humanas en general. Mi preocupación por mi país es inseparable de mis preocupaciones como artista. No podría participar en un ritual que me parece tan hipócrita.
Sinceramente,

Adrienne Rich

Se envía copia al Presidente Clinton

Carta recogida en el artículo titulado 'Por qué rechacé la medalla nacional de las artes', reunido en Artes de lo posible, Editoral Horas y horas, Madrid, 2005, con excelente traducción de María Soledad Sánchez Gómez.

No hay comentarios: