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sábado, 21 de abril de 2012

55.


Estos sellos que infectan los graves pasaportes
Estos hitos mojones barreras y alambradas
estas líneas de puntos que torturan los mapas
ni un punto de armonía han aportado al mundo
ni una coma de amor o de decencia.

Gozar el asombroso crepúsculo de Cádiz
navegar por el Dvina cuando lo encrespa el norte
recorrer a caballo la planicie de Hungría
las praderas de Irlanda los bosques de Lituania.

Detenerse a estudiar unos minutos
las nubes que ensombrecen el cielo de Nicosia
atravesar soñando la niebla del Ticino
las selvas de abedules de la Rusia infinita.

Pisar las calles negras de Nápoles o Hamburgo
de Marsella de Londres de Berlín de Estocolmo.

Tantas patrias en una que nadie llama patria.
Si acaso continente esa palabra hueca.

Y sin embargo hermanos qué bien suenan los nombres
con qué timbre tan suave tan común tan sonoro
Peruggia Barcelona París Viena Belgrado
qué hipnótica cadencia qué música componen
Tirana Dover Riga Lisboa Praga Dortmund
inocentes secuencias de sílabas ligadas
Sevilla Amsterdam Brujas Dublín Tiflis Varsovia
pronunciadas lo mismo por sabios que por bobos.

Pues oíd la canción sabios y bobos
escuchad lo que cantan los albatros
en lo alto del cielo y en medio de los mares:

de las naciones ya se acaba el tiempo
los viejos estandartes arderán todos juntos
y los niños ingleses no nacerán ingleses.

Tú no puedes creerlo mas aquellos albatros
avistan ya la ola detrás del horizonte.

Las patrias se terminan y esas aves lo anuncian
con su altísimo canto.
Un día santa Juana tendrá oblicuos los ojos
y vendrá la mañana de una época extraña
como borra una ola de la anterior la huella.

Así que nadie invoque un futuro perpetuo.
Di mañana di el lunes. Pero siempre no digas.
Porque siempre fue ayer y ayer pasó por siempre
dejando en los braseros montones de ceniza
y miles de palotes en miles de pizarras.

En los montes del tiempo la nieve dura poco.
Ya son lluvia las nubes ya es carbón la espesura
ya es un fósil inerte el nervioso lagarto.

Si llamas a tu abuelo el eco te devuelve
esa misma llamada en la voz de tu nieto.

No hay mañana sin cambio así trabaja Vida
mientras baila borracha entre naranjos
rompe trueca transmuta revuelve diferencia
descompone remoza trastorna altera muda
y en ese trajín loco en que nos mece
qué dulce es la certeza de que vendrá la aurora
y qué triste morirse mientras gira el planeta.


Alberto Porlan, de su libro País, editado por Libros de la Herida (Sevilla, 2009).


martes, 26 de abril de 2011

53.

ASUNCIÓN DE LA POESÍA

Yo me nazco, yo misma me levanto,

organizo mi forma y determino

mi cantidad, mi número divino,

mi régimen de paz, mi azar de llanto.

Establezco mi origen y termino

porque sí, para nunca, por lo tanto.

Soy lo que se me ocurre cuando canto.

No tengo ganas de tener destino.

Mi corazón estoy elaborando:

ordeno sufrimiento a su medida,

educo al odio y al amor lo mando.

Me autorizo a morir sólo de vida.

Me olvidarán sin duda, pero cuando

mi enterrado capricho lo decida.



María Elena Walsh, de su libro Hecho a mano (1965).

viernes, 25 de febrero de 2011

52.

DESCENTRALIZACIONES (I)


Mientras una mujer en la Provenza
se abrochaba el corsé,
cinco mujeres preparaban sus cuencos de henna
en un harén no muy lejos de Tánger.
Mientras se escribía sobre el Cid,
se escribían también las Rubayyat.
Mientras se libraba una guerra entre Prusia y Austria,
miles de tártaros eran expulsados de Crimea.
A la vez que Carlomagno,
Kaya-Magan.
El día en que Gavrilo Princip
asesinó al príncipe Francisco Fernando
se cumplían dos años
del día en que se autorizó la compra del Canal de Panamá.
Y el año en que murió Winston Churchill,
Mehdi Ben Barka desapareció en París en extrañas circunstancias
y la India independiente hizo oficial uno de sus más de treinta idiomas.
Mientras Bolívar se subía a su caballo,
los ingleses se instalaban en Tasmania.
Los fusilamientos del 2 de mayo
no son lo mismo que el 2 de mayo de 1812,
cuando los colonos desistieron del sitio a Cuautla.

Si son anécdotas, todas son anécdotas.
Si son hechos importantes, todos ellos son hechos importantes.

Laura Casielles (Pola de Siero, Asturias, 1986), de su libro Los idiomas comunes (Hiperión, Madrid, 2010), XIII Premio de Poesía Joven "Antonio Carvajal".

sábado, 9 de octubre de 2010

50.

TAMBIÉN MUEREN CABALLOS EN COMBATE

También mueren caballos en combate,
y lo hacen lentamente, pues reciben
flechazos imprecisos. Se desangran
con un noble y callado sufrimiento.
De sus ojos inmóviles se adueña
una distante y superior mirada
y sus oídos sufren la agonía
furiosa y desmedida de los hombres.


Julio Martínez Mesanza, de Europa y otros poemas, Puerta del Mar, Málaga, 1990.

jueves, 4 de marzo de 2010

45.

CANCIÓN DEL AFTER-SHAVE


las te de mi vecí son tan boní como la primavé
en el rellano sus trenzas parecen el arco de dos violines
el portal se ilumina como una margarita en combinación cuando abre la puerta
la cerradura del cuarto derecha cruza los ojos cuando va a la compra
al pasar por el segundo izquierda las expectativas de su corazón saben a kétchup
para qué decir cuando regresa cargada con frasquitos de mermelada
cantan sus sandalias como nutrias en los escalones de eucalipto
las manzanas se quitan la ropa la música se lanza tras ella
ni mencionar la pinza de sus ojos los lápices de sus piernas
mi vecina está en llamas tiene los ojos azules como una tarjeta de crédito
no conozco a mi vecina tampoco sé dónde vive
mi vecina es la merienda del mundo
mi vecina está hecha a prueba de tontos


Juan Carlos Mestre (Villafranca del Bierzo, 1957), de La casa roja, Calambur, Madrid, 2008.

jueves, 25 de febrero de 2010

39.

LA TRADUCCIÓN (fragmento del
Viaje sentimental por Francia e Italia
)


Sólo había un viejo y cortés oficial francés en mi palco. Tengo estima a la clase militar, no sólo porque honro a los hombres que encuentran ocasión de perfeccionar sus costumbres en un oficio que frecuentemente empeora a los malos, sino también porque en otro tiempo conocí a uno..., ya no existe. Pero ¿por qué no he de salvar una página del olvido, escribiendo en ella su nombre, y diciendo al mundo que se llamaba Tobías Shandy, el más querido entre mis amigos, y cuya filantropía no puedo evocar, a pesar del tiempo que nos divide, sin que se me arrasen de lágrimas los ojos? En recuerdo suyo, conservo este afecto especial para todos los veteranos. Me levanté, pasé las dos hileras de bancos que me separaban de él, y me fui a sentar al lado del oficial.
El viejecito, con las gafas puestas, se encontraba leyendo un pequeño folleto, que podía ser el libreto de la ópera. En cuanto me senté, él se quitó las gafas, las guardó en un estuche de piel, y se metió el estuche con el folleto en el bolsillo. Yo, levantándome un poco, le hice un discreto saludo.
La actitud del viejecito quería decir:
"He aquí que llega al palco un extranjero que no parece conocer a nadie y que seguramente no conocería a nadie aunque se quedara durante siete años entre nosotros, si nosotros nos empeñamos en conservar puestas las gafas de leer cada vez que él se nos acerque: esto equivaldría a darle en las narices con la puerta de la conversación. Sería tratarle peor que si fuera alemán."
Si en lugar de pensar lo que antecede, lo hubiera dicho en alta voz, en vez de inclinarme, le hubiera dicho que su bondad me obligaba mucho, y que lo agradecía muchísimo.
El mejor secreto para adelantar en la sociabilidad es el dominio de este medio de comunicación, y la pericia en comprender y devolver miradas e insinuaciones, traduciendo en palabras todo su sentido y alcance. Por mi parte, y merced a un largo hábito, lo hago ya tan sin darme cuenta que, cuando voy por una calle de Londres, traduzco, por decirlo así, todo lo que pasa, y a veces he estado en el círculo sin oír cambiar dos palabras, y me he formulado interiormente más de veinte diálogos distintos, que escribiría e incluso juraría que eran reales.
Voy a contar ahora lo que me ocurrió una noche en Milán al ir a escuchar un concierto de Martini. Al entrar en la sala, casi tropecé con la marquesita de F., que salía precipitadamente. Tuve que dar un salto para evitar el choque y dejarla pasar. Pero ella hizo lo mismo, y para el mismo lado que yo, de modo que nuestras cabezas chocaron levemente. Entonces ella se echó al otro lado, pero yo tan desdichado como ella salté también para allá, y volví a obstruirle el paso, muy a pesar mío. Y vuelta a saltar los dos para acá... En fin, una escena ridiculísima. Ambos nos sonrojamos hasta la raíz del cabello. Hasta que, por fin, hice lo que debí haber hecho desde el principio, quedarme inmóvil, y entonces la marquesita pudo salir sin obstáculo. No me atreví a entrar en la sala sin ofrecerle, al menos, la reparación de detenerme un instante a verla hasta perderla por los pasillos. Ella se volvió dos veces; después se adelantó hacia la escalera y se quedó pegada a la pared, como para dejar paso al que bajara y evitar otra escena semejante a la que se había producido conmigo.
---No he acertado en la interpretación ---me dije---; no he traducido bien. La marquesita tiene derecho a mis disculpas expresas y claras, y se hace a un lado para dar lugar esperando que yo me acerque a ella.
Fui hacia ella y le pedí disculpas por la molestia que acababa de causarle, asegurándole que mi intención había sido dejarle el paso franco. Ella me dijo que, por su parte, lo mismo había querido hacer; de modo que los dos nos dimos las gracias mutuamente. A esto, la marquesa estaba ya al término de la escalera, y viendo yo que ningún escudero se le acercaba, le rogué que me permitiera acompañarla al coche. Bajamos juntos; a cada tres peldaños nos deteníamos a comentar el concierto y nuestra aventura. Ya dentro del coche, le dije:
---Señora, debo decirle que por lo menos intenté dejarla salir seis veces.
---Y yo otras tantas le dejé entrar.
---Y plegue al cielo ---añadí--- que lo intentara usted una séptima.
---Con mucho gusto ---dijo ella haciéndome lugar.
La vida es demasiado breve para perder el tiempo en fórmulas de cortesía. Me metí en el coche sin vacilar, y me llevó a su casa. Y del concierto, Santa Cecilia ---que, sin duda, estaba presente--- sabrá lo que pasó: yo no me enteré.
Me falta añadir que nada me fue tan grato durante mi viaje a Itali que ésta, debida, sin duda, a una traducción acertada.


Laurence Sterne (1713-1768)

36.

NO INÚTILMENTE

Contemplo yo a mi vez la diferencia
entre el hombre y su sueño de más vida,
la solidez gremial de la injusticia,
la candidez azul de todas las palabras.

No hemos llegado lejos, pues con razón me dices
que no son suficientes las palabras
para hacernos más libres. Te respondo
que todavía no sabemos
hasta cuándo o hasta dónde
puede llegar una palabra,
quién la recogerá ni de qué boca
con suficiente fe
para darle su forma verdadera.

Haber llevado el fuego un solo instante
razón nos da de la esperanza.

Pues más allá de nuestro sueño
las palabras, que no nos pertenecen,
se asocian como nubes
que un día el viento precipita
sobre la tierra
para cambiar, no inútilmente, el mundo.


José Ángel Valente (1929-2000)

34.

DISCULPA

No me tachéis de inconsecuente porque mi corazón haya sido apresado por una voz que canta:
Hay que estar serio unas veces y otras dejarse emocionar: como la madera, de la que sale lo mismo el arco del guerrero que el laúd del cantor.

Del alfaquí cordobés Ibrahim Ben Utman, poeta del centro de Al-Ándalus (siglo XII)

EL VIENTO

No hay mayor alcahuete que el viento, pues levanta los vestidos y descubre las partes ocultas del cuerpo,
y ablanda la resistencia de las ramas, haciendo que se inclinen a besar la faz de los estanques.
Por eso los amantes lo emplean como tercero que lleva mensajes a sus amigos y enamorados.

De Ben Said Al-Magribi (1214-1274)

LOS VASOS

Eran pesados los vasos, cuando vinieron a nosotros; pero cuando estuvieron llenos de vino puro,
se aligeraron y estuvieron a punto de volar con lo que contenían, del mismo modo que los cuerpos se aligeran con los espíritus.

De Idris Ben Al-Yaman, de Ibiza (siglo XII)


EL ARCO

Me maravillo de la ingratitud del arco, porque no es leal con las palomas del boscaje.
Cuando era rama, fue su amigo, y ahora que es arco, las persigue. ¡Así son las vicisitudes de los tiempos!

De Ahmad Ben Waddah, apodado Al-Buqayra, de Murcia (muerto hacia 1135)

Los cuatro textos transcritos de la maravillosa traducción de don Emilio GARCÍA GÓMEZ, Poemas arabigoandaluces, 1940.

22.

ACTA

Siendo las 3 y 30 de la madrugada
del martes 13 de enero de 196...
una patrulla de críticos literarios
que realizaba su ronda nocturna
sorprendió al poeta conversacional E... S...,
mayor de edad, casado,
leyendo a Villaespesa.
El susodicho individuo fue detenido de inmediato y en horas de la mañana del propio día
se practicó un registro en su gabinete de trabajo,
ocupándosele:
a) dos sonetos de su propia inspiración,
b) un diccionario de rimas,
c) las obras completas de Vargas Vila.
Durante el interrogatorio el acusado
confesó haber escrito varias silvas y un romance
bajo el seudónimo de "El enamorado de la luna".

Se le seguirá un proceso por alta traición.

Wichy el Rojo, Imitación de la vida, 1981.

20.

poema navideño para un tipo en chirona


hola, Bill Abbot:
te agradezco que pases mis libros allí en la
trena, mis poemas y relatos.
si consigo aliviar la carga de algunos de los que estáis ahí con
mis libros, pues muy bien.
pero la literatura, ya sabes, le resulta difícil
asimilarla al hombre corriente (y también al que no lo es);
a mí, por ejemplo, no me gusta la mayor parte de la poesiá,
de modo que escribo la mía tal como me gusta leerla.

la poesía, eso sí, está mejorando,
se humaniza,
la limpieza de la lengua tiene algo que
ver. (apareció w.c. williams y pidió a
todo el mundo que limpiara la lengua)
entonces
aparecí yo.

pero escribir es una cosa, la vida es
otra, por
lo que se ve hemos mejorado la escritura un poco
pero la vida (la nuestra y la suya)
no parece estar mejorando
mucho.

tal vez si escribimos lo bastante bien
y vivimos un poco mejor
la vida mejore un poco
aunque sólo sea por pudor.
tal vez los artistas no han tenido el
poder suficiente,
tal vez sea que los políticos, los generales, los jueces, los
curas, la policía, los chulos de putas, los hombres de negocios
han tenido demasiado poder? no
me hace ninguna gracia esa idea
pero cuando miro a nuestro artistas, preciosos y pálidos,
del pasado y del presente, me parece que
bien pudiera ser.

(a la gente no le gusta que hable así.
Chinaski, corta el rollo, dicen,
no eres tan grande.
pero
joder, yo no estoy hablando de
grandeza.)

lo que digo es
que el arte no ha mejorado la vida tal como
debiera, tal vez porque siempre ha sido más
íntimo de la cuenta, y a pesar de que los poetas antiguos,
los nuevos poetas y un servidor
hemos debido de tener más o menos los mismos problemas
con:
las mujeres
el gobierno
Dios
el amor
el odio
la penuria
la esclavitud
el insomnio
el transporte
el tiempo
las esposas, y
demás.

ahora me cuentas que al
tipo que está en la celda de al lado
no le ha gustado cómo puntúo
la ubicación de las comas (sobre todo)
ni tampoco mi forma de hacer digresiones
con objeto de expresar algo con precisión.
ah, no entiende la intención
que es
entrar en calor, limar asperezas, relajarse,
y aun así otorgar el mayor realismo posible
a la palabra sobre la página. la palabra debería ser como
la mantequilla, los aguacates,
el bistec o los bollos recién horneados, o los aros de cebolla o
aquello que se precise de veras,
sea lo que sea. casi tendría que ser
como si se pudieran coger las palabras y
comérselas.

(hay algún listillo en alguna
parte
que dirá
si llega a leer esto:
-¡Chinaski, cuando tenga hambre iré a algún si tio a que
me den de comer!)

en cualquier caso
un artista puede divagar sin perder su
forma esencial. Dostoievski lo hacía. por lo
general narraba 3 o 4 historias al margen
mientras contaba la
principal (en sus novelas, claro).
Bach nos enseñó a tender una melodía
encima de otra y otra más encima de
ésa y
Mahler divagaba más que cualquier otro que yo sepa
y el mensaje de su supuesta
ausencia de forma me parece magnífico.
no permitas que los tipos que se rigen por las reglas establecidas
como ese individuo en la celda de al lado
te impongan ninguna. pásale
un ejemplar de Time o Newsweek
y se dará por
satisfecho.

pero no tengo intención de defender mi obra (ante ti ni ante él)
lo que defiendo es mi derecho a llevarla a cabo como
mayor satisfacción me produce.
siempre he creído que si un autor se aburre con su trabajo
el lector también se
aburrirá.

y no creo en la
perfección, creo en mantener las
entrañas despejadas
de modo que tengo que estar de acuerdo con mis críticos
cuando dicen que escribo cantidad de mierda.

cumples una condena de 19 años y ½
yo llevo escribiendo unos 40.
todos tenemos cuentas pendientes.
todos seguimos adelante con nuestra vida.
todos escribimos mal de vez en cuando
o vivimos mal de vez en cuando.
todos tenemos malos días
y malas noches.

tendría que enviarle a ese tipo en la celda de al lado
las Obras completas de Robert Browning para Navidad,
ése es el estilo que anda buscando
pero me hace falta el dinero para apostar a los caballos,
Santa Anita abre el
26, así que le voy a enviar un ejemplar de Newsweek
(los muertos no tienen futuro, ni pasado, ni presente,
no hacen más que preocuparse por las comas)
y aquí, ¿he ubicado las comas
como es debido,
Abbot?

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Charles Bukowski (1920, Andernach, Alemania-1994, Los Ángeles, U.S.A.), del libro titulado Lo más importante es saber atravesar el fuego (What matters most is how well you walk through the fire, Black Sparrow, 1999), La poesía, señor hidalgo, Barcelona, 2002; traducción de Eduardo Iriarte Goñi.


Christmas poem to a man in jail


hello Bill Abbot:
I appreciate your passing around my books in
jail there, muy poems and stories.
If I can lighten the load for some of those guys with
my books, fine.
but literature, you know, is difficult for the
average man to assimilate (and for the unaverage man too);
I don’t like most poetry, for example,
so I write mine the way I like to read it.

poetry does seem to be getting better; more
human,
the clearing up of the language has something to
do with it. (w.c. williams came along and asked
everybody to clear up the language)
then
I came along.

but writing’s one thing, life’s
another, we
seem to have improved the writing a bit
but life (ours and theirs)
doesn’t seem to be improving very
much.

maybe if we write well enough
and live a little better
life will improve a bit
just out of shame.
maybe the artists haven’t been powerful enough,
maybe thwe politicians, the generals, the judges, the
priests, the police, the pimps, the businessmen have been too
strong? I don’t
like that thought
but when I look at our pale and precious artists,
past and present, it does seem
possible.

(people don’t like it when I talk this way.
Chinaski, get off it, they say,
you’re not that great.
but
hell, I’m not talking about being
great.)

what I’m saying is
that art hasn’t improved life like it
should, maybe because it has been too
private? and despite the fact that the old poets
and the new poets and myself
all seem to have had the same or similar troubles
with:
women
government
God
love
hate
penury
slavery
insomnia
transportation
weather
wives, and so
forth.

you write me now
that the man in the cell next to yours
didn’t like my punctuation
the placement of my commas (especially)
and also the way I digress
in order to say something precisely.
ah, he doesn’t realize the intent
which is
to loosen up, humanize, relax,
and still make as real as possible
the word on the page. the word should be like
butter or avocados or
steak or hot biscuits, or onion rings or
whatever is really
needed. it should be almost
as if you could pick up the words and
eat them.

(there is some wise-ass somewhere
out there
who will say
if he ever reads this:
“Chinaski, if I want dinner I’ll go out and
order it!”)

however
an artist can wander and still maintain
essential form. Dostoievski did it. he
usually told 3 or 4 stories on the side
while telling the one in the
center (in his novels, that is).
Bach taught us how to lay one melody down on
top of another and another melody on top of
that and
Mahler wandered more than anybody I know
and I find great meaning
in his so-called formlessness.
don’t let the form-and-rule boys
like that guy in the cell next to you
put one over on you. just
hand him a copy of Time or Newsweek
and he’ll be
happy.

but I’m not defending my work (to you or him)
I’m defending my right to do it in the way
that makes me feel best.
I always figure if a writer is bored with his work
the reader is going to be
bored too.

and I don´t believe in
perfection, I believe in keeping the
bowels loose
so I’ve got to agree with my critics
when they say I write a lot of shit.

you’re doing 19 and ½ years
I’ve been writing about 40.
we all go on with our things.
we all go on with our lives.
we all write badly at times
or live badly at times.
we all have bad days
and nights.

I ought to send that guy in the cell next to yours
The Collected Works of Robert Browning for Christmas,
that’d give him the form he’s looking for
but I need the money for the track,
Santa Anita is opening on the
26th, so give him a copy of Newsweek
(the dead have no future, no past, no present,
they just worry about commas)
and have I placed the commas here
properly,
Abbot?

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Charles Bukowski (1920, Andernach, Alemania-1994, Los Ángeles, U.S.A.)

16.

TRAS LOS CHINOS


Al amanecer, un viento del Norte ha zarandeado
la nieve de las ramas de los abetos. Ningún disfraz
dura demasiado. ¿Pensabas que no había vientos
debajo de tierra? Mi caballo tártaro prefiere
el viento del Norte. ¿Pensabas
que la muerte y un poco de tiempo me detendrían?
¿Acaso no me elegiste por mi condición
obstinada, por los ojos verdes que ahuyentaban
a los timadores y engañabobos de nuestra puerta?
He abierto un pequeño sendero, un círculo ovoide
alrededor de tu tumba, para mantener el calor
mientras te hablo. Soy la única
en el cementerio. Elegiste bien. Nadie
es tan obstinada como yo, y mi caballo tártaro
prefiere el viento del Norte.


AFTER THE CHINESE


By daybreak a north wind has shaken
the snow from the fir boughs. No disguise
lasts longs. Did you think there were no winds
under the earth? MyTartar horse prefers
a north wind. Did you think
a little time and death would stop me?
Didn’t you choose me for the stubborn
set of my head, for green eyes that dared
the cheat and the haggler from our door?
I’ve worn a little path, an egg-shaped circle
around your grave keeping warm
while I talk to you. I’m the only one
in the graveyard. You choose well. No one
is as stubborn as me, and my Tartar horse
prefers a north wind.


Tess Gallagher, Moon crossing river, 1992; traducción de Eduador Moga para Bartleby Editores, Madrid, 2006.

13.

EL SIMPLE ARTE DE MATAR

Es posible que algún día un anticuario literario, de tipo más bien especial, considere que vale la pena revisar los archivos de las revistas de detectives que florecieron a finales de los años veinte y comienzos de los treinta, para determinar cómo, cuándo y por qué medios el relato de misterio popular se despojó de sus refinados buenos modales y adquirió reciedumbre. Necesitará una mirada aguda y un espíritu abierto. El papel barato jamás soñó con la posteridad, y en su mayor parte debe de tener ahora un color pardo sucio. Y por cierto que hace falta un espíritu abierto para mirar más allá de las cubiertas innecesariamente estridentes, de los títulos escandalosos y los anuncios apenas aceptables, y reconocer la auténtica potencia de un tipo de literatura que aun en sus momentos más amanerados y artificiales hizo que casi toda la ficción de la época tuviera el sabor de una taza de consomé tibio para un grupo de solteronas reunidas a tomar el té.
No creo que toda esa potencia fuese violencia, aunque demasiadas personas resultaban asesinadas en esos relatos, y su fallecimiento era celebrado con una atención demasiado enamorada del detalle. Y ciertamente no se debía a una manera de escribir delicada, pues cualquier intento en ese sentido habría sido implacablemente cortado por el personal de la editorial. Tampoco era consecuencia de una gran originalidad de argumento o descripción de los personajes. La mayoría de los argumentos eran más bien ordinarios, y casi todos los personajes individudos bastante primitivos. Es posible que se debiera al olor a terror que los relatos conseguían engendrar. Los personajes vivían en un mundo enloquecido, un mundo en el cual, mucho antes de la bomba atómica, la civilización había creado la maquinaria necesaria para su propia destrucción y aprendía a usarla con todo el placer infrahumano de un gángster que probara su primera ametralladora. La ley era algo que se debía manipular para obtener ganancias y poder. Las calles estaban oscuras de algo más que la negrura de la noche. El relato de misterio se hizo duro y cínico en cuanto a los motivos y en sus personajes, pero no era cínico en lo referente a los efectos que trataba de producir, ni acerca de su técnica para producirlos. Algunos críticos poco comunes así lo reconocieron en esa época, y eso era todo lo que uno tenía derecho a esperar. El crítico común jamás reconoce un mérito, cuando existe. Lo explica cuando se ha vuelto respetable.
La base emocional de la novela de detectives corriente era y sigue siendo la de que el asesinato siempre es descubierto y que la justicia triunfa. Su base técnica era la insignificancia relativa de todo, salvo el desenlace final. La base técnica de la narración tipo Black Mask consistía en que la escena era superior al argumento, en el sentido de que un buen argumento era el que producía buenas escenas. El misterio ideal era el que uno leía aunque faltara el final. Los que tratábamos de escribir teníamos el mismo punto de vista que los fabricantes de películas. Cuando fui a trabajar a Hollywood, un productor sumamente inteligente me dijo que no era posible hacer una película de éxito a partir de un relato de misterio, porque el nudo de la cuestión era una revelación que ocupaba la pantalla unos pocos segundos, mientras el público buscaba el sombrero para irse. Estaba equivocado, pero sólo porque se refería a los malos relatos de misterio.
En cuanto a la base emocional del relato "duro", resulta evidente que no cree que el asesinato se descubra y se haga justicia, a no ser que algún individuo muy decidido se ocupe de ello. Las narraciones se referían a los hombres que hacían esas cosas. Por lo general eran hombres duros, y lo que hacían, fuesen policías, detectives privados o periodistas, era un trabajo duro y peligroso. Era un trabajo que siempre podían conseguir. Abundaba en todas partes. Sigue abundando. No cabe duda de que las narraciones vinculadas con esto tenían un elemento fantástico. Esas cosas ocurrían, pero no con tanta rapidez, ni a un grupo de personas tan compacto, ni dentro de un marco de lógica tan estrecho. Y eso era inevitable, porque había una exigencia de acción constante; si uno se detenía a pensar, estaba perdido. En caso de duda, hay que hacer que un hombre aparezca en una puerta con una pistola en la mano. Esto podía llegar a resultar bastante tonto, pero en cierto modo parecía no tener importancia. Un escritor que teme desbordarse es tan inútil como un general que tiene miedo de equivocarse.
Si releo mis propios cuentos, resultaría absurdo que no tuviese el deseo de haberlos hecho mejores. Pero si hubieran sido mejores no los habrían publicado. Si la fórmula hubiese sido un poco menos rígida, es posible que hubiese sobrevivido una mayor parte de lo que se escribió en aquella época. Algunos de nosotros realizamos bastantes esfuerzos por hacer más flexible la fórmula, pero por lo general nos atrapaban y nos hacían volver. Desbordar los límites de una fórmula sin destruirla es el sueño de todos los que escriben en revistas y no son caballos de tiro sin esperanzas de curación. Hay en mis relatos cosas que me agradaría cambiar o eliminar por completo. Hacerlo puede parecer sencillo, pero si uno lo intenta descubre que no puede lograrlo. Sólo conseguirá destruir lo que hay de bueno, sin producir efectos perceptibles en lo que hay de malo. No se puede volver a captar el estado de ánimo, el sentimiento de inocencia, y menos aún el placer animal que uno experimentaba cuando tenía poco más que eso. Todo lo que un escritor aprende acerca del arte o el oficio de la ficción le quita algo de su necesidad o deseo de escribir. Al final conoce todas las tretas y no tiene nada que decir.
En cuanto a la calidad literaria de esas muestras, tengo derecho a suponer, sobre la base del sello de un distinguido editor, que no estoy obligado a ser enfermizamente humilde. Como escritor, nunca supe tomarme a mí mismo con esa enorme seriedad que es una de las características más molestas del oficio. Y tuve la fortuna de escapar a lo que fue llamado (creo que por Punch) "esa forma de esnobismo que puede aceptar la Literatura de Diversión en el Pasado, pero sólo a la Literatura de Esclarecimiento en el Presente". Entre el humorismo monosilábico de la tira cómica y las sutilezas anémicas de los literatos hay una amplia extensión de territorio, en la cual el relato de misterio puede ser o no un hito importante. Hay quienes lo odian en todas sus formas. A otros les gusta de él cuando habla de personas simpáticas ("esa encantadora señora Jones, ¿a quién se le habría ocurrido que pudiera cortarle la cabeza a su esposo con una sierra de carnicero? ¡Y un hombre tan guapo!"). Y hay quienes creen que violencia y sadismo son términos intercambiables, y quienes consideran que la ficción detectivesca es un subgénero literario, y no tienen para ello mejores argumentos que el de que por lo general no se atasca en oraciones subordinadas, complicada puntuación o subjuntivos hipotéticos. Están quienes las leen sólo cuando están cansados o enfermos, y por la cantidad de novelas de misterio que consumen deben de estar muy enfermos o muy cansados. Están los aficionados a la deducción (con quienes he cruzado palabras en otro lugar) y los aficionados al sexo, que no pueden meterse en el afiebrado cerebro la idea de que el detective de ficción es un catalizador, no un Casanova. Los primeros piden un plano de Greythorpe Manor que muestre el estudio, la sala de armas, el salón principal y la escalinata, y el pasaje que lleva a ese torvo cuartito en el cual el mayordomo saca brillo a la platería, apretados los delgados labios, silencioso, escuchando el murmullo del destino. Los otros piensan que la menor distancia entre dos puntos va de una rubia a una cama.
Ningún escritor puede complacerlos a todos, y ninguno debería intentarlo. Por cierto que los relatos que integran este libro no tenían la esperanza de complacer a nadie después de diez años de haber sido escritos. La narración de misterio es un tipo de literatura que no necesita entretenerse a la sombra del pasado, y que debe muy poca fidelidad, si debe alguna, al culto de los clásicos. Es bastante más que improbable que ningún escritor viviente pueda producir una mejor novela histórica que Henry Esmond, un mejor relato sobre niños que The Golden Age, una viñeta social más aguda que Madame Bovary, una evocación más graciosa y elegante que The Spoils of Pointon, un cuadro más amplio y rico que Guerra y paz o Los hermanos Karamazov. Pero no debe resultar muy difícil idear un misterio más plausible que El sabueso de los Baskerville o La carta robada. Y hoy sería más bien difícil no hacerlo. No hay "clásicos" del crimen y la investigación. Ni uno. Dentro de sus marcos de referencia, que es la única forma en que se lo puede juzgar, un clásico es una obra que agota las posibilidades de su forma y jamás puede ser superado. Ninguna narración o novela de misterio ha logrado tal cosa hasta ahora. Pocas se acercaron a ello. Y ese es uno de los principales motivos de que gente en otros sentidos razonable continúe atacando la ciudadela.

Raymond Chandler (Chicago, 1896-California, 1959) en traducción de Floreal Mazia.

11.

DIVISIONS OF LABOR

The revolutions wheel, compromise, utter their statements:
a new magazine appears, mastheaded with old names,
an old magazine polishes up its act
with the deconstructions of the prose of Malcolm X
The women in the back rows of politics
are still licking thread to slip into the needle's
eye, trading bones for plastic, splitting pods
for necklaces to sell to the cruise-ships
producing inmaculate First Communion dresses
with flatiron and irresolute hot water
still fitting the microscopic golden wires
into the silicon chips
still teaching, watching the children
quenched in the crossfire alleys, the flashflood gullies
the kerosene flashfires
---the women whose labor remakes the world
each and every morning
I have seen a woman sitting
between the stove and the stars
her fingers singed from snuffing out the candles
of pure theory Finger and thumb: both scorched:
I have felt that sacred wax blister my hand

1988

REPARTO DE TAREAS

Las revoluciones dan vueltas, pactan, hacen declaraciones:
una revista nueva aparece, viejos nombres en su cabecera,
una revista antigua abrillanta su obra
con deconstrucciones de la prosa de Malcolm X
Las mujeres en las filas traseras de la política
todavía lamen hilo para pasarlo por el ojo
de la aguja, truecan huesos por plástico, rajan vainas
para venderlas como collares en los cruceros
hacen inmaculados vestidos de Primera Comunión
con planchas y vacilante agua caliente
todavía ajustan los microscópicos hilos dorados
en los chips de silicio
todavía dan clase, vigilan a los niños
desaparecidos en las callejuelas de fuego cruzado, los barrancos de repentinas inundaciones
los repentinos incendios de keroseno
---mujeres cuyo trabajo reconstruye el mundo
todas y cada una de las mañanas
He visto a una mujer sentada
entre la estufa y las estrellas
sus dedos chamuscados de apagar las velas
de la pura teoría Índice y pulgar: los dos quemados:
he sentido esa cera sagrada levantarme ampollas en la mano

1988


Adrienne Rich (Baltimore, 1929) Del libro titulado Time's power (El poder del tiempo); traducción de María Soledad Sánchez Gómez.

9.

POEMA 14

Ahora que te has ido
no enciendo más hogueras,
no disfrazo la mesa con manteles
y me nutro de panes congelados.


José Ganivet Zarco

8.

GODIVA EN BLUE JEANS

Cuando sobrepasemos la raya que separa
la tarde de la noche, pondremos un caballo
a la puerta del sueño y, tal lady Godiva,
puesto que así lo quieres, pasearé mi cuerpo
-los postigos cerrados- por la ciudad en vela...

No, no es eso, no es eso; mi poema no es eso.
Sólo lo cierto cuenta.
Saldré de pantalón vaquero (hacia las nueve
de la mañana), blusa del “Long Play” y el cesto
de esparto de Guadix (aunque me araña a veces
las rodillas). Y luego, de vuelta del mercado
repartiré en la casa amor y pan y fruta.

María Victoria Atencia

7.

A
POST IMPRESSIONS


I


the wind is a Lady with
bright slender eyes(who

moves)at sunset
and who-touches-the
hills without any reason

(i have spoken with this
indubitable and green person "Are
You the wind?" "Yes" "why do you touch flowers
as if they were unalive,as

if They were ideas?" "because, sir
things which in my mind blossom will
stumble beneath a clumsiest disguise,appear
capable of fragility and indecision

-do not suppose these
without any reason and otherwise
roses and mountains
different from the i am who wanders

imminently across the renewed world"
to me said the)wind being a Lady in a green
dress,who;touches:the fields
(at sunset)


A
POSTIMPRESIONES

I

el viento es una Señora de
ojos delicados y luminosos(que

se mueve)al anochecer
y que-toca-las
colinas sin motivo

(yo he hablado con esta
persona indudable y verde "¿Eres
Tú el viento? "Sí" "¿por qué tocas las flores
como si no estuvieran vivas, como

si fuesen ideas?" "porque, señor
las cosas que florecen en mi mente
tropezarán bajo el peso del más torpe disfraz y parecen
capaces de fragilidad e indecisión

-no las supongas
desprovistas de razón o
a las rosas y montañas
diferentes del yo soy que vaga

inminente a través del mundo renovado"
me dijo el)viento que es Una señora vestida
de verde,que;toca: los campos
(al anochecer)


e.e. cummings (Cambridge, Massachussets, 1894-Madison, New Hampshire, 1962)
Traducción de José Casas.

4.

Arte es también: construir puentes, como dar al cultivo hortelano un trazado artístico; vestirse con soltura; guisar sin requilorios un plato substancioso; hablar con pasión dosificada; con humor sin egolatría; tener la casa adecuada, bien dispuesta, funcional, sin inútiles trapos colgantes, sin flores que están mejor en el campo; dibujar sin pretensiones un itinerario, un mueble útil, un pequeño plano de circunstancias; servirse de unos metros de cretona para cubrir una cama; darse a sí mismo una lección de cosas construyendo los propios muebles; oír un concierto sin fiebre pero con atención; dedicar unas horas al pequeño y maravilloso arte de la encuadernación, de la guitarra, de la botánica predilecta, de la filatelia instructiva; escribir las impresiones de una velada, de una representación teatral, de una tertulia, de una prueba deportiva sin taquilla; leer sin locura de acabar; estar pendiente de la hora del alba para acampar en despoblado, en la pradera más bella en la orilla de un río, en una ladera florida; visitar una exposición sin oír al padrino del que expone; atajar al lenguaraz que intenta acaparar el interés de una reunión; ir al circo con un crío inteligente para contagiarse de su picardía; rellenar las horas de hastío de los demás con ejemplos de laboriosidad apasionada; callar cuando todos hablan; curar las desventuras con trabajo; eliminar de la vida las preocupaciones inútiles; someterse a autodisciplina rigurosa; no creerse héroe, ni guapo, ni indispensable, ni tenerse por ciudadano que siempre está de vuelta y al cabo de la calle; cultivar un minúsculo jardín; preferir las buenas reproducciones a los malos cuadros; decorar sencillamente la vivienda con barcos en miniatura, con fotos expresivas y escasas, con relojes de buen timbre metálico; pasar una tarde contemplando buenos grabados, viñetas, libros bien impresos, vidrios, azulejos, forja, sedería, lana tejida con destreza; seleccionar los perfumes acres y los que no lo son, eliminando los escandalosos.


Felipe Alaiz (Belver de Cinca, Huesca, 1887-París, 1959)